Las entidades que llevamos trabajando muchos años en los procesos de inserción social constatamos enfermedades, problemas de salud que tienen la población en situación de exclusión que hacen que sus proyectos de inserción queden paralizados o ralentizados.
Esto es porque esas enfermedades que son muchas veces una somatización de la multitud de problemas sociales que acarrean y les quitan la fuerza que necesitan para su inserción
Nuestra pretensión es integrar estas enfermedades y el proceso necesario para su sanación en el proceso de inserción.
Como datos relevantes y públicos, se estima que en la CAV, un 5% de la población adulta sufre una depresión y un 2% de la población adulta sufre una enfermedad mental diagnosticada.
Las investigaciones realizadas al respecto aportan tres datos que para nosotros son de gran relevancia:
- Uno de cada cinco niños al menos están presentando en el periodo de la escolarización obligatoria problemas de salud mental (hiperactividad, trastorno negativista desafiante, trastornos asociales y disociales...). La observación aporta que en los medios excluidos el número de niños y niñas que presentan estos problemas, al menos se dobla, siendo dos de cada cinco niños o niñas los que sufren estos problemas.
- El número de enfermos mentales en las poblaciones en situación de exclusión es escalofriante y la mayoría de ellos están sin diagnosticar y se localizan cuando la persona se brota o realiza un comportamiento incomprensible y es ingresada o en prisión o en urgencias hospitalarias.
- Solo en el Distrito Ibaiondo de Bilbao, se detectan 2935 familias que viven de la renta básica y que sustentan a una población aproximada de 12.000 personas. Como mínimo y sólo en este distrito, más de 600 personas sufren una enfermedad mental, dependen de los servicios sociales y están realizando un proceso de inserción. Repetimos que hablamos de mínimos. Nuestra acción al menos a nivel informativo tiene como objetivo todas esas familias que dependen de la renta básica y otras que describimos en el interior de este proyecto.
Los problemas a los que nos referimos son los siguientes:
- Muchos problemas de salud física (respiratorios, piel, musculares, enfermedades congénitas, accidentes, depresiones, derivados de la extrema pobreza, derivados de historias sociales llenas de pérdidas y abandonos, derivados de varias generaciones con enfermedad mental, derivados de la actividad laboral,...).
- Crisis de ansiedad, problemas de estrés, derivados de una acumulación de problemas.
- Depresiones leves y profundas sin diagnóstico y sin tratamiento, vinculadas a situaciones vitales difíciles (abandonos, pobreza extrema, delitos, entrada en la cárcel,...)
- En el caso de los inmigrantes muchísimo desarraigo que les debilita emocional y físicamente.
- Toxicomanías.
- Enfermedades mentales no diagnosticadas y poca calidad en el seguimiento médico de las que están diagnosticadas.
- Personas muy rotas emocionalmente por sus historias personales (abusos, violencia, abandono, maltrato,...). La mayoría de las familias y de las redes naturales están rotas.
- Maltrato vinculado a la enfermedad mental y a la toxicomanía.
- Mucha violencia verbal y física en la resolución de cualquier situación vital asociada a la incapacidad de expresar emociones adecuadamente y a la no existencia de límites.
- Fuertes problemas de pareja vinculados a la toxicomanía, enfermedad mental y falta de habilidades de comunicación y de resolución de conflictos.
- Embarazos de adolescentes, hábitos sexuales de riesgo y enfermedades de transmisión sexual.
- Muchos problemas psicológicos y psiquiátricos en niños y adolescentes que hacen que nos planteemos en serio la atención de este sector.
- La estructura de Osakidetza al igual que la de los servicios sociales no está preparada para esta integración entre lo social y lo sanitario, y así poder realizar proyectos de inserción efectivos. Los recursos concertados, en concreto los módulos, están desbordados de personas y situaciones dando citas con una periodicidad mensual, bimensual, e incluso trimestral, tanto para diagnóstico como para intervenciones.
- Nosotros, desde el proyecto Bidaide, queremos y podemos subsanar esta carencia con una parte importante de estas personas y realizar un trabajo muy importante desde la salud comunitaria en el espacio psicosocial, integrando lo psico-sanitario con los usuarios de los servicios sociales con los que estamos en contacto. Para eso la Asociación Susterra creó el proyecto Susterra.
- La clave de esta posibilidad es que se trabaja individualmente, sin embargo con toda la familia, con toda la red y desde grupos de semejantes y en actividades semanales y abiertas con lo cual el proyecto de trabajo es mucho más incisivo y por ello eficaz.